El caso de Amaia es complejo y duro como todos aquellos casos que responden a la vulnerabilidad a la que se ven sometidos el ser responsable solidario de la deuda de una tercera persona.
A la subasta no acudio ningún postor, pero esto no significa que la lucha de Amaia haya terminado; sólo le ha dado un pequeño respiro en un camino largo en la que seguiremos acompañándola
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